Música del Espíritu
No lo
hubieran comprendido:
estaba más
allá de lo popular
del resabio
que dejan las personas
luego de
caminar la senda preparada
por siglos
y siglos de cultura y sociedad;
estaba recluido en la torre derruida
hundido en la sima del volcán
huraño ermitaño primerizo…
aún no sé cómo
pero logré comprenderlo:
talismán
disoluto
entre las
vanas circunstancias
estaba
perdido
en la
jungla existencial
–la traición ya no
generaba sorpresa–
sólo tenía un amigo: a mí mismo
y ni en él
–ni en mí– podía confiar por completo
porque a veces me
abandonaba cruelmente
fiel a mis
pulsiones cambiantes:
el origen
de mi deseo insostenible
cada pelea
fue una muerte:
cada reconciliación
fue la vuelta a la vida:
cada
muerte, una visión de la eternidad
cada vida,
un regreso del alma a la materialidad
ya besé en
la boca
a mis
demonios fatales
ya fui
presa de su sexo lujurioso
hoy me
abrazan ángeles
guiados por
el amor
sus voces atraviesan
la antigua catedral
se
convierten en madrigal y viajan por el aire:
…es la
música celeste de las esferas…
…el
espíritu canta a través de los corazones…
…suenan las
campanas de la gloria
su tañido
renueva mi brío y sonrío...
...me alejo de
los templos confiando
en que la
divinidad los trasciende…
Fascinante. Casi mágico.
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