Resignificación

Mi decisión: resignificar, 
 seguir buscando. . .
Qué soy, sino un viento pasajero en esta tierra perfecta, donde todo funciona de acuerdo a leyes naturales, no acordadas por hombres sino con suerte, inspiración divina, observación perspicaz, y lentos siglos de esfuerzo descubiertas por ellos. Soy aire inasible, sudestada implacable que barre la arena de las playas olvidadas, aquellos hombres perdidos en sucesos sin significado correcto para sus propias vidas. Y es que es difícil tomar el mensaje que se muestra en el cielo, si estoy fijándome por dónde camino todo el tiempo, al punto de no poder elevar mi vista. ¿Dónde estoy poniendo mi atención? ¿En el placer, en la posesión, o en el Amor? Vaya distinción entre A, B  y C. Sueño que me derrumbo, que vuelvo a la tierra otra vez, a los escombros, y desde allí resurjo  como la planta que crece entre el cemento y las baldosas de Bs. As. o cualquier metrópolis o ciudad. Al final sólo era un sueño, pero el mensaje de enraizamiento se ha develado. Ahora puedo tomar consciencia de lo que necesito y que anhelo verdaderamente y así labrar mi destino y mi hogar, como el semidios y la hormiga, y trazar como el auriga el camino indicado hacia el puerto de la victoria. La Gloria aguarda por nosotros, oh hombres de valor que desafían con Amor los embates de la Existencia, que no hay guerras sin batallas sangrientas donde a uno lo despedazan en mil trozos para alimentar a los cuervos del abismo, pero esto sólo es un espejismo, si reúnes tus pedazos y los pegas con la sabia del milenario ombú o babá, y haces fulgir una luz en tu pecho, como una luciérnaga que brilla desde su centro en la oscura noche solitaria y sobrevuela el pantano colmado de arañas que tejen sus telas para darle fin. La Naturaleza no posee un carácter moral o ético, esto ya es invención de los hombres; sólo es una sucesión de fines y menesteres: domínalos con tu voluntad. ¿Entiendes que siempre puedes elegir? No importa que te ha sido dado, porque obviamente con algo cargamos, algo nos ha tocado en alguna especie de entrega primitiva, pre-edénica, pre-humana – o quizás lo elegimos y ahora no lo recordamos-. Pero en cada momento la decisión está en tus manos y en tu mente. Más allá de lo que suceda. Y tú tienes los ojos y decides cómo ver. ¿Qué hay más bello que el concepto de resignificar? Porque si estamos presos de lo existente, de lo dado, estamos muertos, no hay posibilidad de crear, no hay una grieta para que emerja la Libertad desde lo recóndito y erija su espada de plata, y la bendita Acción se troca por exterioridades y monedas baratas. El significado de cualquier evento reside en vos, estamos presos del subjetivismo. ¿No ves que todo es múltiple y cambiante, que inevitablemente sentimos, pensamos y hasta reímos de formas diferentes? Nada es tan simple como para decir de un modo acabado: pasó esto. No es que vos me hiciste tal cosa, sino que yo me sentí de X modo. La complejidad de hilos que nos atraviesan se pueden tejer de un modo u otro, por mera convención entre tu impulso y tu deseo, y otras variantes, infinitas. Como decía Goethe: “Sólo es digno de la libertad y de la vida aquel que sabe conquistarlas día a día”. Nada es fácil, mas tampoco imposible. Tendrás que luchar para ser Libre: contra colosos de acero en el campo del prejuicio y el qué-dirán, contra astutos zorros en el bosque de la incomprensión, y contra hábiles serpientes en la jungla de la cultura impuesta. La única forma de vencer es siempre recordar quién eres. La única forma de despertar es cuestonar a quien se erige como autoridad y allanar sus fundamentos y sus tumbas. Y la única forma de mantenerte despierto es la humildad – o los egos o el tuyo propio te embaucarán-, es decir, jamás creer que has llegado a una verdad, y seguir buscando.
Agustín R. Iribarne
*Del poemario: "Poemas para el ascenso, la comprensión y el despertar".

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