¿Cómo titular lo inexplicable?
Si pudiera robarte otro pensamiento
– esos que vienen y van constantemente, paseándose como niños,
como aves o vientos-,
lograr que me cuentes el infinito mundo que alberga en tu razón,
si enunciaras todo lo que queda
retenido en ese filtro…
Es que tienes tanto para dar y no lo sabes… Pero al ver esos ojos, ya no hace falta que digas nada. Tu sonrisa invita a jugar eternamente, con esa lengua que se asoma, y se posa sobre tus blancos dientes,
como perlas del amor colocadas en perfecto desorden, y tus ojos brillan, y ya nada importa.
Pero si te muerdes los labios... Ay si te muerdes los labios, con tu seducción total de cualquier cosa serías capaz.
Dulce como la miel y las flores silvestres en agua, tus expresiones decoran el espacio que poco a poco se hace áureo, en cada movimiento que despliegas con suavidad y ternura.
¡Y tienes esa energía que no se olvida fácilmente…!
Agustín R. Iribarne
Si pudiera robarte otro pensamiento
– esos que vienen y van constantemente, paseándose como niños,
como aves o vientos-,
lograr que me cuentes el infinito mundo que alberga en tu razón,
si enunciaras todo lo que queda
retenido en ese filtro…
Es que tienes tanto para dar y no lo sabes… Pero al ver esos ojos, ya no hace falta que digas nada. Tu sonrisa invita a jugar eternamente, con esa lengua que se asoma, y se posa sobre tus blancos dientes,
como perlas del amor colocadas en perfecto desorden, y tus ojos brillan, y ya nada importa.
Pero si te muerdes los labios... Ay si te muerdes los labios, con tu seducción total de cualquier cosa serías capaz.
Dulce como la miel y las flores silvestres en agua, tus expresiones decoran el espacio que poco a poco se hace áureo, en cada movimiento que despliegas con suavidad y ternura.
¡Y tienes esa energía que no se olvida fácilmente…!
Agustín R. Iribarne
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