Pasará, todo pasa. . .

Pasará, todo pasa. . .   A Pablo Neruda
En la sorda noche busco respuestas a éste instante de incomprensión: sea lo que sea que encuentre, sé que pasará.
La tormenta está llegando,
 y también pasará.
¿Qué hace esa enorme babosa en mi jardín, comiéndose mis preciados tulipanes a paso lento? Incluso ella avanza; no hay barrera que frene la enfermedad, sobre todo ella avanza. Las dudas de mi sangre circulan, y los herpes por mi sangre navegan.
¿Quién fui? ¿Qué atrocidades cometí?
Al diablo con quién fui, en este eterno presente: ya lo transité, ya honré el proceso, ya aprendí, ahora lo libero.
Todo es experiencia al final,
única maestra en la Tierra,
en este planeta-escuela del cual
 pocos se gradúan,
 aquellas luces que atraviesan la existencia como ráfagas centelleantes.
¿Qué sabe mi pasado de quién seré? Realmente muy poco, sólo el proyecto…
Soy el arquitecto que ha perdido todos los planos,
todos los mapas borroniados se ríen de mí, en mi propia cara
 mientras descifro los mensajes equívocos.
La lluvia que cae del cielo llora los tormentos que acontecen en la tierra,
y ésta desborda sus ríos en un intento de concilio imposible…
¿Llamas a esto justicia divina?
Al igual que tu cuerpo,
la Tierra se cura sola…
El agua, traída desde más allá
de las estrellas,
algún día cubrirá los continentes otra vez,
y éstos emergerán, luego de la gran espera… Paciencia.
Sucede, todo sucede cuando debe;
¡Y yo, “debería” dejar que suceda!
¿Quién soy para oponerme
a los designios de los dioses?
Las marionetas cobran vida y descansan en las manos que las crearon…
¿Qué? No, no, eso no nos resta Voluntad, sólo reconocé el Plan Divino,
 luego podremos ser parte de él
 o corrernos hacia un lado.
¡Guíenme, oh pies guiados
por la arena infinita!
He estado en el desierto
 tanto vivo como muerto,
he sucumbido al llanto y al desatino
he meditado en Myscerynos
por una eterna media-hora,
he aguardado la última aurora
y sólo allí encontré algo parecido
al elixir de la vida…
Pero también esto pasó…
Ay, si pudieran hoy mis manos envolver en seda a los recuerdos más tristes,
-ya que uno disfruta (casi sin darse cuenta, casi sin querer) de la melancolía-,
pero incluso éstos se han ido…
No poseo más que lo que me ha abandonado, lo que he perdido,
esto es lo úico que puedo llamar propiamente mío, lo que fue,
lo que ha sido,
lo que hoy es aire tormentoso,
e incluso esto también pasará…
La visita llegará y se irá, la ira aparecerá,
se sobrepondrá para consumirse
en su fatuo fuego,
y el pensamiento más profundo de la historia del hombre,
incluso él pasará sobrevolándome,
hasta desvanecerse:
No podemos apresar el tiempo, ni las personas, ni los lugares, ni la experiencia misma;
sino y sólo la mente intemporal, pero incluso ella algún día me abandonará…
Ni las vanas palabras me pertenecen, ni el éxtasis superior, ni el dolor suplicante del extremado sollozo, ni el momento de unión inefable con el Cosmos, ni los sueños, ni los viajes astrales, ni mi próximo paso, nada de esto que nombro;
nada es mío en esta sorda noche en la que busco respuestas a este instante de incomprensión, noche trémula en la que sea lo que sea que encuentre por más ínfimo o grandioso,
por más común o esotérico, por más presente, futuro o pretérito, sé que pasará.


Sé que pasará, sé que finalmente, pasará. Todo pasa.

Agustín R. Iribarne

Comentarios

  1. Mente atemporal me encantó. Para la neurociencia es lo mismo recordar un suceso que vivirlo....

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